VASCO SZINETAR: EL CREADOR DE LAS SELFIES

Vasco Szinetar ha sido un fotógrafo tildado de irreverente e invasor. Los temas de sus fotos, los escenarios, han sido malinterpretados y acusados de ser superficiales. Lo cierto es que el fotógrafo venezolano ha seguido sus intereses e inspiraciones para llevar su obra a cabo.

El deseo de materializar sus ideas y proyectos lo ha llevado a realizar series que han alcanzado reconocimiento internacional. Ya sea con retratos tradicionales o con los autorretratos precursores de los selfies, Vasco Szinetar ha logrado marcar la pauta.

Vasco Szinetar, el caraqueño

A pesar de los muchos viajes y experiencias que este talentoso fotógrafo ha vivido, su ciudad natal es tropical. Vasco nació en Caracas, Venezuela el 7 de diciembre de 1948. Este fotógrafo y escritor es hijo de Andrés Szinetar -de origen rumano- y de Esther Gabaldón.

Su pasión por la fotografía nació en la adolescencia. Durante esos años solía llevar los artículos de su abuelo político al periódico. Estas pequeñas experiencias lo llevaron a interesarse por el mundo oculto de los cuartos oscuros.

También, durante su niñez, Vasco Szinetar estuvo rodeado de escritores y políticos. Esto explica su gusto por estos personajes pertenecientes a las diferentes ramas de la cultura. Personajes que siempre protagonizan sus retratos e inspiran al artista. Según sus palabras, en su hogar se hablaba tanto de política como de literatura, lo que cultivó su interés por estas figuras cargadas de historia y con una gran presencia en la sociedad.

Todas estas pequeñas vivencias y el entorno llevaron a este fotógrafo venezolano a desarrollar la temática que marcaría su carrera y que lo calificaría como un retratista muy particular.

De 24 cuadros a 1

Contrario a lo que muchos puedan pensar, Vasco no se matriculó en ninguna escuela de fotografía. Tampoco fue pupilo de algún gran fotógrafo a quien admiraba. De hecho, Vasco Szinetar estudió cine en prestigiosas escuelas y universidades.

Primero realizó estudios en la Escuela Superior de Cine León Schiller en Lidz, Polonia -de 1790 a 1792-. El año siguiente se traslada a Londres para estudiar cine en la London International Film School, donde pasaría los siguientes 3 años. De allí, sale con el diploma de Art Technique of Film Making.

Después versarse en las artes audiovisuales, vuelve a su natal Caracas. Una vez allí, entre 1985 y 1988, coordina y funda la galería fotográfica conocida como El Daguerrotipo. Allí Vasco pudo otorgarle un espacio privilegiado a la fotografía de artistas nacionales.

Luego de esto siguió participando en numerosas exposiciones colectivas y en salones de exposición. Como fotógrafo publicó Retratos, con la editorial Monte Ávila en 1987. También, en su faceta de escritor, ha publicado varios poemarios.

Otros libros en los que ha colaborado son:

  • La hoja que no había caído en su otoño, de Julio Garmendia (Caracas: Las Voces de Orfeo, 1979).
  • Así es Caracas, de Soledad Mendoza (Caracas: Ateneo de Caracas, 1980).
  • Cuarenta años después (Caracas: Grupo Credival, 1983).
  • Jacobo Borges de Dora Ashton (Caracas: Armitaño, 1986).

Sus fotografías también han aparecido en publicaciones periódicas. Entre ellas destacan Zona Franca, Calicanto e Imagen. También en periódicos como el venezolano El Nacional y en su suplemento Papel Literario.

Detrás del lente

Gracias a la influencia de su niñez y a los temas a los que estaba expuesto, Vasco Szinetar decidió que los protagonistas de sus fotos serían figuras con un gran poder en la palabra.

Ha fotografiado a innumerables luminarias de las esfera cultural, tanto en su natal Venezuela como a nivel internacional. Esta característica la comparte con otros grandes fotógrafos como Henri Cartier Bresson y Arthur Penn.

Manteniéndose fiel a su cámara de 35 mm, Vasco ha logrado llevar su trabajo más allá del registro común del reportaje. Su trabajo versa más sobre el soporte y sobre la psicología de los personajes que retrata.

La Galería de Arte Nacional de Caracas posee una gran cantidad de sus retratos. Estos famosos retratos se encuentran agrupados en varias series temáticas, clasificadas por el cantautor Víctor Guédez. En su libro La poética de los humano en 5 fotógrafos venezolanos (Caracas: Conac 1997), en el capítulo dedicado a Vasco, menciona estas series. Ellas son: Los Retratos, Los Espejos, Los Contratos Autorretráticos y Los Riesgos.

Series fotográficas

En Los Retratos, Vasco se sumerge en el mundo tradicional del retrato, cuyos exponentes más reconocidos son los ya mencionados Bresson y Penn. Los artistas, escritores, etc,. que protagonizan las fotos son personajes que el fotógrafo quiere “revelar”. Allí el componente psicológico de su trabajo.

En la serie Los Espejos entran sus famosas fotos con figuras de la cultura en baños. Han sido criticadas por su supuesta banalidad y su intromisión a la vida de éstas “víctimas”. Sin embargo, éstas fueron las responsables del nacimiento de las selfies y de su particular estilo.

Sobre Los Contratos Autorretráticos, Guédez opina que los baños se sustituyen:

Por la presencia frontal del fotógrafo que asume la intención de un contacto con el personaje […]. En lugar de interactuar a través de la cámara, él interactúa también con la máquina. En lugar de ver desde dentro, él es visto igualmente desde fuera.

Por último su serie Los Riesgos, posiblemente la más personal, está compuesta por fotografías intervenidas. Éstas intervenciones se dan en el cuarto oscuro con diferentes componentes químicos empleados en el proceso de revelado y ampliación. Fue expuesta por primera vez en 1980 en la colectiva Los Riesgos (Los Espacios Cálidos, 1984).

En ella, según Guédez, los rostros o desnudos:

Se disimulan con caprichos oníricos desafiantes. Son afirmaciones disimuladas o espejismos simulados que permiten reunir el simulacro de una expresión sugerente.

Para Guédez la obra de Szinetar en una muy particular y la define como:

Una constante reflexión sobre la transitoriedad y el deterioro del ser humano. En este orden, sus obras promueven lo momentáneo de un instante que luego se convierte en la referencia para la confrontación con un indetenible devenir.

En el espejo

Luego de sus estudios de cine, estando en Nueva York, puso a prueba sus conocimientos y se atrevió a posar con alguien más. Ese alguien más era Lydia Fisher, su amiga fotógrafa, de quien gustaba. Vasco describe esta experiencia como la semilla del proyecto que abarcaría 40 años de su carrera y que todavía acumula retratos:

(…). De repente veo un espejo y me asaltó un impulso de retratarme con ella como una forma de robarme esa imagen, de tenerla para mi historia.

Pero fue en 1982, con la visita de Jorge Luis Borges a Caracas, que decidió que ese era el proyecto que necesitaba realizar.

La foto de Borges me dio la pauta, me abrió la puerta para iniciar un proyecto de gran alcance.

Borges solo fue el comienzo. De su lente han sido víctimas el premio Nobel de literatura Mario Vargas Llosa e incontables escritores. Entre estos escritores se encuentran Carlos Fuentes, Alfredo Bryce Echenique y Arthur Miller. También periodistas como Guy Talese y la cronista Leila Guerriero. Artistas como Fernando Botero y Joan Manuel Serrat tampoco han escapado.

Como venezolano de nacimiento, ha retratado a muchas personalidades de la esfera cultural nacional. Entre ellas figuran el director de orquesta Gustavo Dudamel; la difunta periodista y ex directora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, Sofía Ímber; los artistas Carlos Cruz Diez, Alejandro Otero, entre otros.

Admite que algunos personajes se le han escapado, pero que tarde o temprano terminan accediendo. Incluso hay algunos que han posado más de una vez con él: Gabriel García Marquéz -dos veces- y Fernando Savater -tres veces-.

Todas estas figuras que yo incorporo a mi proyecto frente al espejo tienen un poder: la palabra. Son personajes públicos, tienen una impronta en el colectivo.

Al ser interrogado sobre si es el precursor del selfie, afirma la suposición de manera irrefutable:

Sí, sí. El trabajo mío está concebido desde un principio como un proyecto de investigación, como una exploración sobre el retrato, (…) pero también es una reflexión sobre el poder.

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ORIANA CHIRINOS

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